...cómo para que no te odiaran, cuando el mayor pecado que puede cometer un hombre por estos pueblos no es matar a otro hombre, robar, ser confidente de la policía, convertirse en cuatrero o asaltante de banco, sino eso que vos hiciste sin saberlo: despertar la imaginación de la gente...
Kincón, Miguel Briante, Sudamericana 2005.No sé si fue eso, lo que me llevó desesperadamente a meter mis manos en la tierra.
Quizá fue el sueño de antes. De antes del mate, de escuchar el agua entrar en la pava, hoy hay agua , qué suerte, pensé, y enseguida lo escuché . Eso que no sé qué fue. Eso que me hizo dejar la pava despacio. Buscar los anteojos. Moverme hacia el comedor tan sigilosa como la gata.
Fui derecho a la maceta, le falta un riego pensé, después me ordené: ahora buscá. Y busqué. Tanteé la tierra así, como por arriba, hojas secas, nada más, dónde estás, mierda, dónde. Llevé la maceta a la cocina. El corazón lo sentía, claro que lo sentía. No era dolor. Era presagio nomás. Algo iba a encontrar. ¿Lo soñé? . No sé, lo escuché seguro, después del agua en la pava, algo sonó allí, en el comedor, en la planta esa, las plantas no hablan con voz de hombre, bah, las plantas no hablan. Punto. Y qué fue lo que escuché para estar sacando tierra un domingo a la mañana, tierra negra sobre el mantel, así, medio seca al principio, húmeda después. Vos seguí, no te entregués. Seguí. Separé las plantas con sus raíces, para que no vean, qué estúpida, si estaban en la misma maceta de donde salió la voz. La voz no salió de la maceta, fue del comedor. ¿cómo del comedor, si no hay nadie, qué va a salir de las paredes? Me dio risa pensar en Poe. Nervios bah, risa, lo mismo. Toc. Ahí va, acá está. Entré más la mano como un pequeño arado. Saqué un trozo de algo duro. Lo lavé. Brilló el color amarillo, verde, rojo, azul, qué mierda es esto? Volví a la maceta, otro toc. Y otro. Cinco tocs. Pedazos de cerámica , de piso, qué sé yo, todos con un lado amarillo, rojo, verde, azul. Lindos. Eran lindos. Los lavé. Los puse a secar cerca de la ventana, al sol. La última vez que fueron tocadas. Eso fue. Quién. Papá. Antes de su muerte. Allí las puso, y de allí las saqué hoy. Dos años después. Me dio risa. ¿Esto era? Y sí, qué. Qué esperaba encontrar. ?¿Guita? ¿Un mensaje oculto desde el más allá? Un papel diciendo te quiero poligriya?...Eso ¿no?, pero no. Cinco piedras de colores. Como las que les daba Colón a los indios a cambio de la plata. Ni vidrios,siquiera. Cerámica. Pum. Toc. Así de cruel se me viene dando la vida. Una vez que me engancho en algo. Prendí el fuego. Puse la pava. Y esperé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario