-Moraleja-dijo el narrador-: la locura es una flor en llamas. O en otras palabras, es imposible inflamar las cenizas muertas, frías, viscosas, inútiles y pecaminosas de la sensatez.

Angela Gorodischer
en La resurrección de la carne.

28.12.09

Hay un camino correcto en la noche de navidad?




                                                      

                                              


                                              

Era la noche vieja, como dirían los españoles, habíamos cenado, habíamos hablado lo que teníamos que hablar, y estábamos esperando el momento de la repartija. La repartija de regalitos, una pavada dicen las viejas, pero una pavada al fin.
El brindis este año vendría medio "chauchón" , diría en su lunfardo mi papá , que murió en agosto.Un brindis contenido para no llorar, para no extrañar, para no pensar.
Entonces subí a la terraza, me encanta la terraza de mi tía, pasar la oscuridad llena de trastos, despacio, sin luz, sin tropezarse, como los gatos, así, sigilosamente, y llegar al fresco. A las estrellas. Al gran espacio que se abre sobre los techos de las casas ajenas, las calles vacías, las ventanas lejos iluminadas, para imaginar historias, para abrir los brazos y agradecer la libertad, la belleza de la noche , ver  la luna tapada por nubes blancas. Y mirar el tanque de agua. Esa maravilla que forma parte de mi vida, de mi infancia  y mis tiempos locos ya no tan infantiles.
Después asomarse y ver las calles vacías en ese instante de la navidad en que todavía no hay fuegos artificiales, ni bombas de estruendo, ni cañitas voladoras, nada. Nada de nada. Nadie de nadie.
Y de pronto lo ví. Un tipo sentado allá abajo. El zoom de la cámara no me daba para acercarme tanto, no podía verle la cara. Sólo veía su silueta. Y sólo veía que miraba para abajo, no levantaba la vista ni tenía la ansiedad del que espera un colectivo o taxi. Lo observé varios minutos. Y él, seguía en su postura de lama tibetano, mirando el piso, la nada quizá.
Me dio una sensación de tristeza, de que algo le pasaba, no estaba en estado de satori, estaba como los que van a tirarse de un puente en cualquier momento. Quise bajar a decirle algo, a preguntarle por qué estaba tan solo. Tan indiferente a lo que pasaba a su alrededor .Por qué no se inquietaba. Por qué me inquietaba a mí. Pasaban los minutos y seguía así. Nada. Pensé por un momento que estaba muerto sentado. Rígor mortis. Alguien lo mató y lo dejó ahí. Nadie advertiría nada hasta pasada la una de la mañana , en que todo el mundo sale a festejar.
Unas vocecitas infantiles me distrajeron desde el otro lateral de la terraza. Miré la luna nuevamente. Y pensé que ya había tenido bastante Tánatos este año como para enroscarme con más.
Bajé las escaleras y vi a mi primo con su remera de Cayman Islands. Me dio risa. Ví a mi hijo quemado salvajemente por el sol del mediodía a punto camarón. Me dio risa. Ví el pesebre que había armado mi tía esa misma tarde, cuando antes lo empezaba el 8 de diciembre y lo terminaba el diez más o menos, con montañas de papel creep y talco para simular la nieve. Ví en el medio la figura del Jesús bebé, entre la vaca y el carpintero, y su madre al lado, como si nunca hubiera parido. Se acercó mi tía con una botella en la mano. Tomás sidra vos?
Si tía, tomo sidra.

Al rato miré por la ventana y ya se lo habían llevado. O quizá se tiró en el río. Preferí pensar que pasó el colectivo correcto hacia el camino de su navidad.

6 comentarios:

Patricia dijo...

Qué maravilla esa Navidad con calor. Yo armaba pesebres con papel madera simulando cuevas y montañas, árbolitos pintados y laguitos de espejo con cisnes de plástico nadando con gran tranquilidad.
Claro que tomaría sidra, brindando por los que ya no están y se hacen extrañar tanto. Otro año pasó y a ver con qué se nos descuelga el nuevo. Felicidades para los tuyos, especialmente Balta y vos, y un buen 2010 (con un número así, algo de bueno traerá).

Patricia dijo...

Escribí un comentario y creí que se había subido pero no. Aquí va de nuevo pero con cambios:
Me gusta esa descripción de la navidad con calor, calles vacías y sobre todo el tanque de agua, que hace tanto que no veo. Las casas con terrazas, desde donde, tirada en el suelo, yo de chica miraba la vía láctea y ahora no lo puedo creer porque era espectacular (la cantidad de iluminación artificial hoy en día no te deja ver más las estrellas). La sidra, el brindis, cada vez recordando más gente que ya no está, el hombre pasmado y solo, quién sabe a dónde iba y cómo... una navidad como Dios manda me parece. Y siempre las fotos que sirven tan bien de memoria. Felicidades para todos los tuyos, especialmente a Balta y a vos, para el 2010 que si fuera solo por cábala debería venir bien.
Abrazos! (y gracias por estar ahí todavía, aunque sea con nombre cambiado y en Berlín).

D.Laurencich dijo...

gracias Pat!!!
es el esprit navideño que entendiste perfectamente!
como tus llegadas a Argentina, esa cosa que han cambiado de cabo a rabo, no?
un beso enorme

Anónimo dijo...

yo tambien extranho los tanques de agua de las casas y las terrazas de edificios y casas(caminar por los techos de chica,que fascinacion!!)y ojala querida berger,la hayas(que no es lo mismo que el sello de la haya)pasado bien,muy bien,requetebien!
Se avecina una fecha magica y misteriosa:2010. A por ella,dirian los gallegos....abrazazo,mar.

Mariluz GH dijo...

¡Qué triste que el hombre no sepa nunca lo preocupada que te dejó!... ¡qué pena pensar que tal vez fuiste la única persona que se preocupó de él en Nochebuena!

¿Acaso sea eso la auténtica Navidad?

Beso "pasado por agua" para tu verano :)

D.Laurencich dijo...

mar...viste a tus pendex? deciles que ahora se pongan las pilas y metan más posts a sus blogs!!!

mariluz
así es la vida eh? yo de arriba , el de abjo, y quizá terminábamos casados!!! jajaj
acá tb llueve Mariluz , y cómo!