-Moraleja-dijo el narrador-: la locura es una flor en llamas. O en otras palabras, es imposible inflamar las cenizas muertas, frías, viscosas, inútiles y pecaminosas de la sensatez.
Angela Gorodischer
en La resurrección de la carne.
19.10.11
Mendigos
Mendigos de amor los dos
patéticos
indignos
cuánto tiempo más nos va a costar borrarnos el nombre
designarnos al fin como lo que somos
y no como lo que piensan
cuando somos vistos?
habrá alguna vez alguien que se decida a perdonar nuestras vidas?
habrá alguien capaz de subir el pulgar en este circo romano?
desde mucho tiempo atrás
nos ha confundido el mote con el que nos llaman
pero sabemos
vos y yo sabemos que sólo somos mendigos
y que tal vez lo cambiamos algún día
de alguna primavera pasada
por el de piratas
robadores de mar holandeses
guerrilleros de lo imposible
utópicos buscadores de un amor desesperadamente ingenuo
lírico y tonto
que quedó en la nada
entre tu país y el mío
en ese exilio elegido
de olor a neumático quemado
de ruido a cacerolas y manos batientes
ese país del que me prendí como una garrapata sin destino
desde el que te llamé desesperadamente
una y mil veces para escuchar tu vieja voz
conocedora de lo único puro que cargaba
inútil ruego
para que me arrastraras lejos
me dijeras algo que sabía jamás iba a escuchar
mi nena mi nenita
tocá el violín bajo la nieve
bajo la furia del sol que hierve
no puedo decirte más
ya lo sabías
toqué el violín y caminé kilómetros mirando el mar
de día y noche
buscando un signo
como aquella canica de goma
con un dólar en su adentro
que partí en dos
para comer y soportar
gasté suelas
y me hice llagas de picón
me armé con gorros de folletos turísticos
espadas con papel de restaurantes
y le dí cuerda a la vida
estocándola suciamente
ponzoñosa
clavada en mí clavada en ella
y un día me descubrí prendida de aquellas buganvillas
del un volcán rojo y un mar turquesa
de una escuela subiendo la loma
con un maestro de árabe hablando francés
prendida del five o'clock y el té de durazno con la inglesa
un día
me descubrí prendida
de aquel país de aquella isla
donde alguien me enseñó la palabra gandul
una de las más bellas que encontré en la vida
y me trajo un día tembloroso su regalo
convencido de que Zitarrosa era mi compatriota
tan inculto fue tan humildemente inculto
que me regaló el violín de Becho
a pura nostalgia y llanto
en una copia de su tesoro más preciado
un día quedé prendida de aquel país de aquella isla
con esa bruta maruja virtual
hablando de su tía asturiana
cosiendo sus trenzas al gorro republicano
cuando los franquistas la dejaron rapada
sin melena para lucir
sin perfume para embriagar
a sus diez y tantos años en un país en sepia
qué sabrán los otros cuán mendigos de amor fuimos
o después
piratas de mar holandeses
patéticos e indignos
agarrados a un tubo de teléfono
suspirando vos
llorando yo
lo que hemos construido
en ese contar de a dos y lejos
sin hablarnos
sin sabernos a diario
sin rumbos ni aconteceres
ni hijos ni trabajos
desdichas ni rutinas
sólo el empujón para partir
mi nena mi nenita
tocá el violín bajo la escarcha
bajo el viento huracanado o
polar de la desdicha
no puedo decirte más
si vos ya lo sabías.
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6 comentarios:
...una monedita para este pobre infeliiiz...también se aceptan doblones de oro español...
ja! Gracias Pez, por compartir orfandaT! jajaja
This could be made into a beautiful song.
Oh, my dear! Do you really think so? Many thanks!
Estuve unos días en Portugal y ya estoy de regreso, poniéndome al día :)
¿sabes? coincido con tu amigo Dodo... tal vez con la música de un fado, amargo y profundo como el atlántico
beijos
qué hermosa imagen Mariluz, te ha sentado de maravillas el viaje a Portugal parece!
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