-Moraleja-dijo el narrador-: la locura es una flor en llamas. O en otras palabras, es imposible inflamar las cenizas muertas, frías, viscosas, inútiles y pecaminosas de la sensatez.

Angela Gorodischer
en La resurrección de la carne.

7.3.10

Patch Adams



Ayer vi un power point sobre este payaso que es médico, como el mismo se define.
Hace un mes o poco menos, leí un libro que trataba de las voces de la locura.
En los últimos años se puede decir que estuve más en hospitales con enfermos, que en mi propia casa. 
Más traté con médicos que con amigos. Algunos de ellos se alejaron. Nadie los echó. Así que volverán como los pájaros. Y si no, no eran amigos para conservar. Algo me enseñaron, algo debía aprender de ellos y ellos de mí.
Cada vez que quiero ponerme a trabajar en lo mío, surge alguien que necesita ayuda. 
Me involucro. Me convierto en una Nightingale. Y me siento feliz de poder ayudar al que está mal. Y me siento fatal cuando el otro me rechaza. Es como darle la lámpara de Aladino a un niño y que te diga prefiero la game boy.
Una vez le dije a mi hermana que si me diesen otra vida estudiaría enfermería. Se horrorizó, claro, pero se lo dije de corazón. No para impactarla.
A veces pienso que heredé los genes de mi tía Darinka. Que disfruta con el curar al otro. Aunque muchos piensen que disfruta del dolor del otro, que es algo muy distinto. Bah, cuando era chica yo también lo pensaba. Ahora no, ahora entiendo el sentido de su vida. Y su felicidad tan vacía de éxitos y fama. Su felicidad doméstica, rayana en lo obsesivo, pero que la sostiene en sus dos piernas con todo su reuma y su no se qué, ella sigue.
Sí, a veces se quiebra , sí, llora, sí, pero quién no.
Yo también lloro y me quiebro y me parece que la vida ya no tiene más sentido para mí, un poco como mi madre,no, que a los sesenta y cuatro años escribió una carta donde decía, ya crié cuatro hijos, fui feliz, puedo irme tranquila, saludos Mamá. Cumplió su misión. A veces siento, como hoy que esa es mi misión. Y no la estoy llevando a cabo ahora, por eso mis depresiones van y vienen.


Siempre pensé que podía ayudar , pero nunca estudié medicina .Sólo homeopatía, todo lo que estaba a mi alcance sobre terapias alternativas, medicina cuántica, y energía que no usamos para sanarnos. Energía que se queda atascada en algún sitio del universo, qué cursi eh?, energía que no sirve.
Por eso estudie  reiki, magnifeid healing, risoterapia, indagué en flores de Bach, de Buch , temazcales, hammames y saunas, masajes tailandeses y de cualquier otra cultura, siatzu, eutonía, yoga, terapia de Alexander, bioenergía, hierbas naturales, y cuanta cosa apareciera para calmar el dolor de los seres humanos.
No siempre me aceptaron. Sobre todo en la familia. Hay siempre mucha reticencia a cambiar un frasquito de buen packaging por uno de vidrio oscuro, que cuesta menos de la mitad , o un cuarto. El Arnica, por ejemplo ,que es un calmante de lo más efectivo dado a los cinco minutos de un golpe, reemplaza al tremendo diclofenaco, la gripe porcina podría prevenirse, no sólo con medidas higiénicas, sino con un compuesto homeopático que no costaba más que treinta pesos, unos cuatro euros, digamos, el cáncer de mi madre , operada de una mama, y después de una tortuosa sesión de quimioterapia que la dejó pelada, fue suplantada exitosamente por las entonces denostadas crotoxina, bufotoxina y apitoxina, que hicieron que tuviera unos cuatro años de vida más que digna, en los cuales pudo viajar y reírse, disfrutar de sus nietos y de su marido, de seguir siendo la señora cholula y al mismo tiempo culta, cultísima, de mis ancestros.
No sé por qué estoy escribiendo todo esto, quizá fue lo que soñé anoche, quizá lo que vivo a diario en esta casa familiar, donde habita el espíritu de mi viejo muerto el año pasado y ahora el tema pasa por mis tíos, y sus ochenta y pico de años, que veo , todos los días, al subir una escalera , tocar un timbre y ver la fortaleza de un tipo disminuir lentamente, esa fortaleza que fue construída gracias a la homeopatía de Hanemman y el maravilloso doctor Pignataro, va derrumbándose como una vela encendida, por cantidades de medicamentos alopáticos que curan una parte del cuerpo, sólo una parte, mientras que por el otro lado complican otras zonas que no estaban enfermas.
Recuerdo la película las Invasiones Bárbaras, la continuación de La decadencia del imperio americano, cuando el tipo decide morir a su manera, así como vivió, rodeado de amigos y amantes, en una noche bellísima, de estrellas y recuerdos.
The million dollar baby , con la fabulosa campeona de boxeo luchando por morir sin sufrir más.
No sé, a cuento de qué, ya les dije , viene toda esta perolata, pero Patch Adams, la doctora Mitre, la Kübler Ross, el doctor Thorwald y el dr. Chopra, me gritan desde adentro, desde esas neuronas que vivieron situaciones dolorosas y se quedaron en el último recoveco de mi estúpido cerebro, hacé algo...hacé algo.
No veas retorcerse el alma humana , y aunque te sugieran tus queridos psicólogos no involucrarte, ellos no duermen con vos. No tienen tus pesadillas. No  saben lo que es escuchar esas voces llamándote en sueños y acusándote de tu preservación. ¿Preservar qué? 


El que cierra los ojos durante el día, no puede dormir a la noche. 
Por qué esa frase dicha por Marcello Mastroiani me caló tan hondo, no lo sé. Pero en fin. Seguiré escribiendo mi historia. Veremos con el tiempo, quién tenía razón.

3 comentarios:

Dolphin Blue dijo...

Pues a mí me caló muy hondo toda esta perolata que acabas de soltar, y estudio psicología, y no puedo creer que en estos tiempos que corren se le diga a la gente: "no te involucres" o "mira a otro lado", ahora más que nunca hace falta que alguien se comprometa, creo que jamás hemos vivido un individualismo tan extremo y encarnizado, un "yo por el yo" totalmente absurdo porque no nos damos cuenta que sin el otro no somos nada. Por eso es más fácil recetar un medicamento que preguntar "¿qué te ocurre?¿necesitas charlar un rato?" porque hasta parece difícil apoyarse en el otro, la gente no se imagina el poder de curación que puede tener la risoterapia, o la musicoterapia y aunque suene paradójico se lo toman "a risa", prefieren la frialdad de la química, está claro que hay muchas cosas que no se curan con un chiste pero influye tanto el ánimo...
Me alegro de que no te hubieras decidido por la enfermería Ingrid y que podamos disfrutar de tu arte; porque no necesitas de otra vida para curar a la gente creo que, a tu manera, ya lo haces.

Un abrazo.


Dolphin~

Mariluz GH dijo...

Mi querida amiga no hace falta que estudies medicina o enfermería para atender a los que te necesitan... cuando estás noches y noches en un hospital se echa de menos una persona que te acompañe, y si te despiertas, poder ver que no estás sola. Sin palabras innecesarias... sentirte acompañada impide los ataques de pánico y ansiedad por tanto tu corazón late a ritmo de vida no al galope...

Tu sanas, con tus palabras y tus pinturas, la ignorancia de gente como yo...

abrazo y buena semana

pd.
Te respondí al comentario del castillo de Colomares y ya se ha publicado la segunda entrega.

D.Laurencich dijo...

uy qué lindo todo lo que me escriben estas dos españolas!
la verdad es que da gusto encontrar gente así, que me diga que curo, con palabras o colores.
Recién hablaba con un amigo que está alojado en la casa que diseñé , esa que vieron , en mis otros blogs, tanto y tanto, y me decía que lo hacía llorar tanto amor que salía de cada poro de la casa, de cada luz, de cada cosa que pusimos, mi hijo y yo en ese sitio.
También estaba skipeando con una persona que está en El Salvador ahora mismo, y me encargó un proyecto que me hace muchísima ilusión, muchísima, y que realmente espero pueda hacer muchas "curaciones" de aquí en más.
Pues nada, me emocionaron las dos.
Estoy muy sensible últimamente.
Gracias