-Moraleja-dijo el narrador-: la locura es una flor en llamas. O en otras palabras, es imposible inflamar las cenizas muertas, frías, viscosas, inútiles y pecaminosas de la sensatez.

Angela Gorodischer
en La resurrección de la carne.

24.1.10

Rogelio y la Samaritana

Acabo de salir de un letargo de infancia.


Sería a fines de los años 60 o principios de los 70, cuando mi hermano mayor trajo a casa un simple. Un disco simple, como le llamábamos en aquel entonces, era un disco de vinilo con una canción de un lado y otra del otro.
Como siempre que compraba un disco o un libro, hizo lo que tenía que hacer.


Nos sentó a mi hermana y a mí en la cama y nos puso en el Grundig, el "combinado" recién traído por el tío Carlitos, algo que debíamos escuchar.


La luz de las tres de la tarde se colaba por la ventana del comedor y llegaba hasta nuestra habitación. Nos brillaban los pies y las mejillas. Unos por el sol , las otras por la emoción.
 El misterio que generaba mi hermano mayor, era parte de ese juego tan íntimo, que nos unía cada vez que nos buscaba para aleccionarnos a favor o en contra de algún creador, de alguna doctrina.


Y comenzó a sonar Rogelio, de Paxti Andión, una voz rasposa, que llenaba nuestros oídos de algo nuevo. Un texto de amigos que se separan, uno toma un camino y el otro, como en el simple, está del otro lado.
En esa época, no recuerdo más, que la tristeza que me produjo su voz y el sonido de un instrumento, que me pareció el del acordeón de mi hermano , metido entre los pulloveres, en el placard , arriba de todo.
Del otro tema no recuerdo nada. Busqué en you tube y creo haberlo encontrado Samaritana.


Y les decía que salgo de un letargo porque recién, visité el muro de un amigo en facebook, que tenía un tema: si yo fuera mujer. No conocía ese tema, pero el autor me hizo añicos casi 40 años de mi vida, crash, la piedra rompió el cristal.
Me vi sentada, junto a mi hermana gemela, la alegría y la solidaridad de esos tiempos, la utopía de creer que siempre íbamos a ser así.
Rogelio y la Samaritana.
Vale la pena conocer a Paxti Andión. Para algo han inventado la wikipedia. No en vano sobrevivimos cuarenta años.

A Sergio, a Miguel por  encender la chispa y a un Rogelio, que me celebró el mejor cumpleaños que recuerde en Lanzarote, y  por supuesto a todas las Samaritanas del mundo, porque por lo escuchado, son todas iguales.


2 comentarios:

Mariluz GH dijo...

Uffffff... ¡qué salto atrás "ingridberger"! joder, joder, el patxiandión qué de recuerdos...
Ahora es un burgués más, pero bueno... ¡quién no!

besos

D.Laurencich dijo...

jaja...para mí también lo fue, hacía más de treinta años que no escuchaba nada de él!!! y menos Rogelio, que es un tema bien de esa época, me acuerdo que nos reíamos con la trompeta que hace tunuuuuuuunu... qué bárbaro, así que ahora se convirtió en un Rogelio????
jajaja...