-Moraleja-dijo el narrador-: la locura es una flor en llamas. O en otras palabras, es imposible inflamar las cenizas muertas, frías, viscosas, inútiles y pecaminosas de la sensatez.

Angela Gorodischer
en La resurrección de la carne.

11.1.10

Yes

Viajaba en tren recreando con vestigios de Yes, un film de la Potter, su propia película. Él le había dicho que la vea, sobre todo la escena del hospital. Era lo que quería al fin y al cabo. Registrar ese momento en que la luz se desplaza de un cuerpo casi muerto a uno vivo. Pero todavía no se la puede sostener. Veía los paredones pintados que podían ser locaciones y contaba cuántos segundos duraba lo que le gustaba que se viera.
Se detuvo el tren, y entró más calor del que hacía en el vagón. Pero también entró un saxo, o por lo menos vio el saxo antes que las rastas. Y entró con el saxo una guitarra y con la guitarra un bongó. Los tres portadores de los instrumentos tenían rastas. Siempre le habían gustado las rastas. Y los músicos callejeros. Osados y sin vergüenza ante la mirada reprobatoria de los que negaban con la cabeza.
Tenemos hambre, era la canción que tocaron primero.
Y recordó. Mientras pasaban la gorra recordó. Y de golpe la película se estaba armando sola. La poesía, decía él, la poesía y el cine.
Yes, la poesía, el cine y la vida.
I & thou
Gracias Federico.

2 comentarios:

Dolphin Blue dijo...

Oh las rastas^^!
Recuerdo que de pequeñita me encantaban y quería tener unas, ahora me siguen gustando pero para vérselas a los demás. ¡Debe de ser un gran trabajo ciudarlas!

D.Laurencich dijo...

lo bueno cuesta caro o el que quiere celeste que le cueste diría mi madre!
un beso Dolphin!