El sol arruga mi ánimo
los brotes de la primavera me inquietan.
¿Cuánto tiempo pasó desde la anterior?
¿Cómo detengo el tic tac
de los relojes que escucho
a pesar de haberlos escondido?
Debo asistir con mi máscara
-el mejor disfraz-
al desarrollo de la historia,
aún sin ganas,
quiero encerrarme,
evadir rutinas
tan necesarias como inútiles
para mi paso por esta vida.
Me detengo a mirar a los viejos:
la guadaña pendulante sobre sus cabezas
impávidos
serenos
brutalmente lentos y organizados.
No me consuelan.
Me detengo frente a vidas jóvenes
que estiran sus brazos rechonchos y blandos
hacia un color de alguna vitrina,
piel de ángeles sin miedo
sin estigmas o estandartes.
Sonrío,
pero no me consuelan.
Me detengo al ver el movimiento felino
el maullar
el gemido
la apertura de pupilas de los gatos del parque;
su precisión me encandila.
Pero no,
no me consuelan.
Hay algo en mí,
algo que sólo cuando sueño
estoy a punto de entender,
es entonces cuando el tic tac me despierta
condenándome a seguir,
un día otro día
y uno más,
seguir como los viejos
los niños
los felinos,
astuta y quieta,
absurda,
sin preguntas,
para no caer en el abismo
de Mr Hyde
matando al Dr Jekyll.
2 comentarios:
No es lo que buscas pero se me ha escapado un ¡bravo! cuando he llegado al último verso... y ahí me quedo; que añadir algo es un sacrilegio
un beso
gracias por el bravo! te voy a dedicar , como sé que te gustan los mimos, un cortometraje de Tetsuo Lumiere, una joyita del cine independiente argentino...ahora lo subo, para vos, Mar y Luz! abrazo de Dra Jekyll!
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