-Moraleja-dijo el narrador-: la locura es una flor en llamas. O en otras palabras, es imposible inflamar las cenizas muertas, frías, viscosas, inútiles y pecaminosas de la sensatez.

Angela Gorodischer
en La resurrección de la carne.

11.8.11

Océanos de basura



Ayer y anteayer, me encontré sin buscarlo, frente a frente con el tema de los basureros oceánicos.
Conocía sobre el tema, pero verlo en dos documentales , de forma casual, durante dos noche seguidas, fue realmente doloroso, nauseabundo, y por supuesto desesperante, en el sentido de que no hay acción ya que pueda llevarnos a un estadío anterior, lo que contaminamos lo hicimos ya, y aunque hoy mismo todos los productores de plástico, y los consumidores  del mismo, decidan no usarlo más, cosa por demás utópica, el hecho es que ya hemos dañado irreversiblemente nuestros océanos y con ello nuestro planeta.
Un sólo dato me dio la pauta de la brutalidad de  las cifras que se manejan.
En estos últimos 10 años se produjeron tantas toneladas de plástico como desde  su creación en 1950. Todo esto, va a parar, tarde o temprano, a los océanos.

He visto medusas , bellísimas medusas atrapadas en redes plásticos , lobos marinos pequeños con lazos de plástico al cuello ahorcándolos lentamente, plancton enredado en hilachas de bolsas de basura.
Los océanos del mundo, a la distancia y a la profundidad que se desee, contaminados por partículas de plástico descompuesto, medidas ya en micrones, o sea, imposibles de ver, pero con sustancias en ellas como para degenerar no sólo la población marina, sino la población humana por consumir agua en botellas de plástico sobre todo en el embarazo y la infancia.
He visto los basureros chinos, malasios, hindúes, con sus jóvenes rompiendo a mazazos los cartuchos de tinta de impresoras, sus pechos negros, sus pulmones con el reloj de descuento de vida, limpiando el trasero de los países "limpios" como  Alemania, Francia, Estados Unidos, quienes dejan contenedores y contenedores de barcos en ciudades que ni siquiera se pueden llamar villas miseria, como les diríamos en esta parte del mundo, son ciudades cuyos habitantes se dedican a buscar el metal , oro, estaño, sobre todo, entre los restos de computadoras en desuso. Lo que obtienen, les alcanza para no morir de hambre, pero mueren jóvenes y sus hijos mueren contaminados sin llegar a la adultez, como en pleno Medioevo.
Frente a semejante alarma, silenciada por gobiernos y políticos, me pregunto si hay tema más importante que el de proteger el planeta donde nosotros no, pero nuestros hijos y nietos, tendrán que batallar cada uno de sus días.
Recordaba el Océano Atlántico, cuando yo era chica, el tragar su agua con aquel gusto que picaba, y mis padres diciéndome: No es nada, te hace bien, te limpia! Recordaba a mi abuela, quien en la vieja Europa y durante la primera guerra mundial se contagió la tifus, diciéndonos siempre: Chicas deben ir al mar!  A mí todas las mañanas me llevaban a orillas del mar, y me dejaban ahí un rato largo, durante un año hicieron eso, y el mar me curó la tifus.
Y así, ejemplos que desfilaban pensando en un tiempo irrecuperable, pero vivido, que mi hijo ya no podrá vivir, sus hijos menos aún. Me imaginaba un vallado con cintas rojas y blancas y carteles que digan Peligro o Danger! clavados en la arena, alrededor de los mares. Y la costumbre humana. La maldición de Darwin con su célebre frase sobre el humano como animal de costumbre. Me imaginaba llevando a mis nietos a pasear por alguna isla del Egeo, diciéndoles, mirad críos, eso que está ahí, antes era transparente y azul, tanto que nos zambullíamos y jugábamos con mis hermanos, a ver quien duraba más con los ojos abiertos y sin respirar. Y escucho sus vocecitas respondiéndome incrédulos, No es verdad abuela! Nos estas mintiendo! y me vuelvo a escuchar a mí diciéndoles, No, pequeños, sólo les hablo de algo que viví en los años sesenta. Mil novecientos sesenta. Y que no supimos defender para ustedes. Ahí está. El mar de basura.

El video es del tema "el secreto de las rocas" por Kristi Stassinopulou

2 comentarios:

Mariluz GH dijo...

Ya loo conocía y me indigné igualmente. Ya sabes que vivo en la playa, cerca de un puerto deportivo y un puerto pesquero ¡si vieras la cantidad de mierda que tiran por la borda!... ¡los aceites y jabones que flotan a nuestro alrededor después de lavar los barcos cerca de las playas!

Los denuncias y vuelven a hacer lo mismo. No tenemos conciencia Diana. Somos dañinos por naturaleza, eso o unos imbéciles sin escrúpulos.

Un abrazo solidario

Diana Laurencich dijo...

más bien unos imbéciles dañinos y sin conciencia, con pocos escrúpulos...te parece? beso y abrazo solidario