Desde siempre me atrajeron las burbujas. Esas cosas frágiles que desaparecen en un parpadeo. Hacer burbujas. Mirar a los que las hacen. Seguir su recorrido. Y finalmente verlas explotar. Puf! La magia no está más.
Aéreas, acuáticas, redondas , oblongas, livianas, resistentes y por fin, inexistentes.
Cuando era chica descubrimos con mi hermana gemela que lavándonos las manos durante mucho tiempo, con cada vez menos jabón, se armaban burbujas, es una técnica que sólo podíamos hacer en ese entonces, en el que la maldad no existe. Ni la burla, ni el sarcasmo. O existe todo junto, pero en proporciones tan infinitesimales, que , como en homeopatía, es el exacto veneno para la cura del mal.
En 1986 cuando estuve por primera vez en Alemania, me quedé llorando sin que me viese mi hermano, en la grada del Roncalli Circus, uno de los más bellos y mágicos del mundo. Un payaso, con un haz de luz azul marcándole el camino , hacía burbujas gigantes, inmensas, hermosas, acompañadas de la música de un acordeón o instrumento de viento que me infló el corazón triste que cargaba en ese entonces. Cómo le agradecí a Heidi, me acuerdo, su fanatismo por el Roncalli cuando salimos de la carpa, en no me acuerdo qué lugar de München , por el frío que hacía, nos metimos las manos en los bolsillos y estaban llenos de chocolates pequeñitos, que no sé cuándo nos habían metido...teníamos pintados corazones y estrellas en la cara. Y la sonrisa ancha, ancha, ancha.
Después vino Pep Bou. Me habló de él Emilio Garrido, cuando nos juntamos en Barcelona, en Els 4 Gats, la cervecería donde Picasso realizó su primera muestra con diecisiete años y donde se reunían los pintores del siglo XIX, XX todos los genios del arte que uno se pueda imaginar, en ese entonces desconocidos.
Quizá no fue allí, sino caminando después en la madrugada desierta por el Portal de L' Àngel hacia Plaza Catalunya, no sé. Pero recuerdo sus gestos y su risa de marinero, hablándome de él y sus burbujas...
Y hoy, un día raro, de otoño en Buenos Aires, en el que no sé si estar contenta o triste, pero que el tiempo se desgrana despacio, hasta quedar desecho como una burbuja de jabón, me llega un mail con una foto de Ivana Azul-Naranja-Blanco, que me dedica,es una mujer tirando una flecha...la Diana Cazadora, dentro de una serie fabulosa, de las cuales hoy voy a subir sólo una. Y después de tanto monólogo de recuerdos imagínense de que se tratará. Pues sí. Las Burbujas de jabón. Y así, serenamente como ellas, brillantes y fugaces, se terminan mis recuerdos. Espero que les guste tanto como a mí.
Gracias Ivana por tu generosidad de prestarme la foto para subirla.
Todos las palabras en gris clarito son los links a los sitios de los que les hablo.
Ah, me olvidaba, a Ivana... la master de la foto esta... la encuentran en el Facebook. Así: Ivana Azul-Naranja-Blanco.
2 comentarios:
¡ah, me encantan las "pompas de jabón"!
tenemos en casa uno de esos cacharritos para cuando vienen los nietos y sobrinos-nietos y jugamos en el jardín o en la playa... deliciosa magia que nos eleva junto con sus risas
Gracias querida señora, hoy tocaba sonreír... preciosa fotografía
beso
Gracias Mariluz...me imaginé que te iba a gustar la foto...ya subiré más de Ivana...es una verdadera master!
Danke Andrea für deinen Erinnerung über den Circus Roncalli
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