-Moraleja-dijo el narrador-: la locura es una flor en llamas. O en otras palabras, es imposible inflamar las cenizas muertas, frías, viscosas, inútiles y pecaminosas de la sensatez.

Angela Gorodischer
en La resurrección de la carne.

28.4.10

Uno de mis grandes amores



a mis hermanos, especialmente a Dany


Tendría diecisiete o dieciocho años. Y digo así, porque últimamente, me doy cuenta que siempre estoy diciendo que todo me pasó a los diecisiete. Después sacamos cuentas y no, quizá fue a los veinte o diecinueve, y no me gusta quedar como mentirosa. Es más bien un reflejo del alma. Violeta Parra cantaba volver a los 17 y yo le hago caso. Vuelvo siempre. 
Habrá sido la época más feliz de mi vida ? Mmmmmm....no lo creo. Tal vez sí. No me acuerdo. Pero estaba entre mi primer amor, que te marca para siempre, el segundo que me lo encontraba siempre en el cementerio, y el tercero que venía polenta. Así que, habitante de este cuerpo como soy desde que nací, quizá sí, en ese entonces, era feliz.
La cosa es que además de toda esa expectante situación amorosa , estaban mis hermanos en casa, y eso era como tener la gloria  al lado de una.
No digo que siempre estuviéramos de acuerdo, para nada. A veces nos agarrábamos de los pelos con mi hermana, o mi hermano mayor me pedía que le hiciera algo cuando no tenía ganas, o el del medio no aparecía cuando lo esperaba.
Pero a veces la cosa era distinta: era una fiesta. Vieron como dice Hemingway? París era...bueno, así era nuestra casa. Una fiesta.
El más grande me daba un libro para leer, siempre bueno, en eso jamás se equivocaba, siempre zurdo, jaja...siempre zurdo. 
Con mi hermana compartíamos esos libros y los cigarrillos a escondidas de papá, o  visitábamos al ginecólogo juntas, y nos esperábamos, una a la otra, nos esperábamos a la salida para chusmearnos qué nos había dicho, después tomábamos en Flores el tren Sarmiento, casi siempre sin pagar, no llevaba nadie a esa hora del anochecer,¡ qué hermosos tiempos! , de blusas desabrochadas hasta ahí, ni más ni menos, hasta ahí, para que se viera lo necesario, lo demás que provoque. ¡Qué ingenuidad dios santo! Si hubiésemos sabido lo lindas qué éramos, con o sin botones desabrochados. Pero la cosa era sentir el aire, entrando alegre por la ventanilla de la primavera. El tren y su ruido. Nosotras y los ojos cerrados. La luz amarilla y mugrienta apenas dejaba ver los perfiles de los que subían o bajaban cuando el tren detenía su marcha en las estaciones viejas. Fumábamos y echábamos el humo mientras atravesaba Primera Junta, y tiradas en los asientos , con polleras de flores amplias hechas por nosotras mismas o heredadas, casi digo robadas a mi tía  "guardatodo", heredadas de los años fifty, nos reíamos de todo y de todos. Nos cagábamos en todo y en todos.
Si total el tren tenía un olor a meado...
Y en en medio de esa  gloria, vino mi hermano Dany una noche, y me dio un disco, negro y blanco, como los tiempos que corrían, o estabas de un lado o del otro.
Un pelilargo agarrado a un micrófono en la tapa. Letras blancas .
Lo escuchaba sola cuando algún amor me había dejado.
En la oscuridad del comedor del comedor de casa. Viendo sólo la luz roja de mi cigarrillo y la azul del reproductor . Si la miraba fijo aparecía en ella el cielo que me hacía falta.
Hoy lo escucho y todavía lloro. Pero soy feliz. Aunque el disco ya no lo tenga más.

6 comentarios:

Mariluz GH dijo...

Preciosa canción...
La impotencia y la indefensión pero también la libertad absoluta... así fueron mis 17, oyendo músicas que casi nadie conocía y leyendo libros prohíbidísimos por ser "políticamente incorrectos". No volvería a los 17, no, pero tampoco volvería a ayer...

abrazo, señora, me alegra leer que eres feliz (sin matices)

dodo dijo...

Lovely written memories- especially this: "Si la miraba fijo aparecía en ella el cielo que me hacía falta.". Beautiful!

(In English, because the Spanish keyboard is too complicated)!!!

andres casciani dijo...

Hola Ingrid! está muy bueno tu blog, bien vívido, sincero, con el magnetismo de la honestidad. Un gusto "conocerte"!

D.Laurencich dijo...

Mariluz...parecés una vasca que conocí...pa'trás ni para tomar impulso!!! jaj...yo no me arrepiento de nada, pero volver a vivir cosas que han pasado...Mein Gott si volvería!!!
Te dejo un beso, y un hasta mañana, esperando que la luna llena se apiade de mí.

Dodo: Many thanks to your lovely comment! Te acordás que una vez te dije que yo había nacido hacía unos miles de años en Grecia, en un lugar luminoso y lleno de esculturas ,no me acuerdo en qué blog lo comenté...la cosa es que siempre te imagino rodeado de aquella luz griega, que hace nueve vidas atrás he visto, por eso el comentario sobre el cielo me sorprendió tanto que venga de tu parte!
Thank you very much! I wrote today in your blog: i´m feel like the little daughter, by the scalator, did you remember?

Andrés: es un honor tenerte( o volver a tenerte ) como invitado a mi casa. En un rato paso por la tuya. Y como a la Wernicke, la linkeo, así cuando puedo me escapo a tomar algo!

beso a tut le monde!

eleniop dijo...

el disco que te paso tu hermano era "esta noche es la noche", duro....durisimo, con la muerte a pasitos de young...lo pude oir este año...sigue joven...

D.Laurencich dijo...

yes sir...y yo lo salvé del asalto a mano armada cuando se llevaron todos nuestros discos, más la bandeja, más los parlantes en el dodge azul de mi viejo, también salvé el de Eno, el de Roxy Music, y tantos otros que me regalaste. Mi sobrino los regaló. Los encontré el año pasado. Pero se los dejé a su nuevo dueño.

Qué suerte que lo pudiste ver, realmente el tiempo te ha premiado,por tanto afán que ponías en comprar discos, tantos pesos disrtibuidos entre el cielito era? y la librería villalba...
ahora los podés ver en vivo...
yo también escuché su último disco, y sigue joven, tanto como nosotros...jaja